La salud mental en el entorno laboral es un tema que sigue siendo tabú en muchas empresas, pese a su impacto en la productividad y el bienestar general de los empleados. A menudo, las personas temen que al hablar sobre su salud mental puedan ser etiquetadas o incluso perder su trabajo. Sin embargo, reconocer y abordar las cuestiones de salud mental no solo es vital para el bienestar de los empleados, sino también para el éxito organizacional.
Aunque la conversación sobre bienestar ha ganado espacio en los últimos años, la salud mental todavía se aborda como un tema tabú, lo preocupante es que este silencio organizacional puede tener consecuencias profundas. La OMS estima que la depresión y la ansiedad cuestan a la economía global más de un billón de dólares anualmente en pérdida de productividad. En Colombia, el Ministerio de Salud ha señalado que los trastornos mentales figuran entre las principales causas de consulta médica, y el entorno laboral es un factor decisivo en su aparición o agravamiento.
Superar el estigma requiere ir más allá de charlas esporádicas, involucra una transformación cultural en la que el liderazgo asuma un rol activo, no basta con decir “aquí nos importa la salud mental”, es necesario demostrarlo con acciones concretas. Algunas organizaciones están incluyendo la salud psicológica en sus estrategias de sostenibilidad, creando espacios de escucha segura, ajustando cargas laborales, promoviendo pausas activas y brindando acceso a programas de acompañamiento psicológico o coaching emocional.
Los líderes tienen un papel clave, son quienes marcan el ritmo del equipo, y también quienes deben abrir la puerta a conversaciones honestas sobre bienestar. La capacitación en gestión emocional escucha empática y detección temprana de señales de malestar no solo humaniza el liderazgo, sino que impacta directamente en el clima laboral. Además, cuando los equipos perciben coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, se fortalece la confianza y la cultura de cuidado colectivo.
Ahora bien, también es responsabilidad de los colaboradores involucrarse activamente en su autocuidado. La salud mental es un proceso compartido. Por eso ¿Y los colaboradores? ¿Qué pueden hacer?
✔️ Higiene digital y límites sanos: Evitar el uso excesivo del celular fuera del horario laboral y aprender a decir “no” cuando la carga supera lo posible.
✔️ Autogestión emocional: Practicar la respiración consciente, escribir un diario de emociones o tener una red de apoyo confiable.
✔️ Buscar ayuda profesional a tiempo: Romper el mito de que “solo voy al psicólogo si estoy mal”. Ir a terapia es una herramienta de crecimiento, no una señal de debilidad.
La salud mental debe dejar de ser un tema de conversación aislado para convertirse en un eje transversal de la cultura organizacional, porque cuando cuidamos a las personas, también cuidamos el propósito, la innovación y el futuro de nuestras organizaciones.
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